En lugar de una carta de vinos tradicional, se ofrece un maridaje personalizado según el menú elegido. La bodega incluye vinos exclusivos de Jerez, consecuencia de la sosegada acumulación de experiencia y convivencia con bodegueros y comerciales de vinos dada la proximidad de Campillos a Jerez de la Frontera, de hecho zona de paso natural hacia Cádiz. No obstante no olvidan los clásicos vinos de Montilla y Moriles entre las principales denominaciones de origen del país. Esta selección se basa en la vasta experiencia y en el profundo amor por los vinos que caracteriza a Javier, quien, no obstante, desde la modestia se niega a afirmar que es sumiller: “una etiqueta demasiado grande para cualquiera que sabe, imagínate para mí”.

En Yerbagüena, cada detalle está cuidadosamente pensado para ofrecer una experiencia inolvidable. Y en el caso de la degustación del vino no es para menos. Desde la selección de caldos hasta, incluso, la cristalería, cada elemento juega un papel crucial en el disfrute de nuestros clientes. La elección de las copas es esencial para esa degustación del vino. Cada tipo de vino, cada variedad de uva, tiene su copa ideal. Nuestras copas están diseñadas para resaltar las cualidades de cada vino, con un cristal fino que permite apreciar todos los matices. La forma de la copa, que requiere inclinar la cabeza ligeramente, mejora la percepción de los sabores, haciendo que la experiencia sea completa. “Desde que empezamos ya desde el principio con más de 80 referencias de vino, nuestro objetivo era descubrir vinos pero también combinaciones únicas según el menú, y la forma de degustarlos es el trascendental eslabón final en la producción de un caldo que acaba con el servicio y la cata final”, afirma.